La Muerte Ocurre Mientras Vives
El maldito COVID no solo llenó la despensa de miles de españoles con provisiones innecesarias y con papel higiénico suficiente para empapelar la muralla china. asi nadie quiere pensar en la muerte. Es algo que le pasa al compañero de la escuela que no veías hace siglos, al vecino del quinto o a la cajera del supermercado, pero a ti… nunca, jamás, imposible.
Ya, claro. El cementerio está lleno de incrédulos despistados.
Eso sí. En sus lápidas solo falta poner: partieron al otro barrio en paz, pero dejaron un gran marrón a su familia.
Eso sí. En sus lápidas solo falta poner: partieron al otro barrio en paz, pero dejaron un gran marrón a su familia.
Porque el problema no está en que te mueras (repito, vas a morir), sino en la granada activada que dejas a tu familia que no tiene ni idea de cómo acceder a tus negocios y bienes digitales ni al dinero que has generado con tu trabajo online.
Es más, no es necesario que mueras. Con que te quedes para echar azúcar a las tortas, es suficiente.

Más de 50 años dedicado en cuerpo y alma al derecho de sucesiones, y se fue sin hacer testamento. Ni una pequeña nota con instrucciones para gestionar todos los asuntos que dejó pendientes.
Más de 50 años dedicado en cuerpo y alma al derecho de sucesiones, y se fue sin hacer testamento. Ni una pequeña nota con instrucciones para gestionar todos los asuntos que dejó pendientes.
Encontré deudas a su favor, sociedades compartidas, casos sin resolver, clientes a la espera de notificaciones y una montaña de hojas por leer. Tal vez algo se me escapó, algo que él solo sabía y que se llevó a la tumba. Nunca lo sabré.
Pero lo que viví (y sobre todo sufrí) me hizo plantearme muchas cosas. Dejé mi profesión anterior como asesor fiscal y decidí especializarme (como mi padre) en derecho de sucesiones y herencias.
Dentro de mí nació la necesidad de que otras familias no pasaran el mismo calvario por el que pasó la mía, de facilitarles todo el proceso legal complejo que supone liquidar una herencia y que solo añade dolor a un duelo de por sí difícil de sostener.
Más de 50 años dedicado en cuerpo y alma al derecho de sucesiones, y se fue sin hacer testamento. Ni una pequeña nota con instrucciones para gestionar todos los asuntos que dejó pendientes.
Por suerte, mi padre no era digital. Lo más digital que tenía era su móvil. Incluso llamaba PDA (Papel De Apuntar) a una libreta que siempre tenía en su bolsillo.
A la semana de fallecer, no sé dónde encontré fuerzas para ir a su despacho y poner orden a tanto expediente. Organizar papeles y carpetas mientras el dolor me agarraba por dentro, no fue tarea fácil.

Un equipo legal que no te salvará de la muerte, pero si de marrones hereditarios
